sábado, 8 de octubre de 2011



Pudriéndome en tu espejo,
con la luz de tus ojos
fingiendo mirar mis senos rasgados,
empapados de amor barato.

Ya sólo me queda un poema tuyo,
tatuado en una piedra,
simulando mi epitafio.



[ Ilustración y texto: Anaís Ferrer ]